La noche de su graduación, Eva (Anita Briem) presencia como su madre muere en extrañas circunstancias. Aunque la policía apunta a un posible suicidio, a Eva le ha parecido ver, en la oscuridad de la cocina, a una monja degollando a su madre. Hija única y sin padre conocido, Eva debe afrontar el futuro sola. Además ahora, Julia (Belén Blanco), su mejor amiga, regresa a España para pasar las vacaciones con su novio. Julia, en el cementerio, insiste a Eva para que les acompañe. Será la llegada inesperada de Cristy (Teté Delgado), una compañera del internado al que iba su madre de pequeña, y la noticia del asesinato de otra amiga de forma parecida, lo que reafirma la sospecha de Eva sobre el asesinato de su madre. Cristy le cuenta que ella y su madre tenían planeado ir a Barcelona a reunirse con sus otras compañeras. Pero antes de poder darle más información, Cristy muere accidentalmente al quedar atrapada en las puertas del ascensor del hotel en el que se hospedaba... O puede que no haya sido un acci-dente... Eva decide ir a Barcelona con Julia. Quiere reunirse con el resto de compañeras del internado y averiguar qué es lo que está sucediendo. Cuando llega a la Ciudad Condal se dirige al archivo religioso donde un chico, Gabriel (Manu Fullola), se ofrece para traducirle documentos. Con su ayuda, descubren que la monja desapareció misteriosamente del internado en 1987. Eva se apresura a reunirse con el resto de las mujeres y encuentra a otra de las amigas crucificada en su casa. En el contestador automático hay un mensaje de sus compañeras citándola directamente en el internado. Si quiere resolver el enigma, Eva deberá ir al internado, el lugar en el que, según ellas, todo empezó. Lo que ellos no saben es que allí deberán enfrentarse a una amenaza sobrenatural e incomprensible. Para intentar salvar a sus amigos, Eva descubrirá que es la única que puede acabar con ese ominoso ser y sus brutales actos, pues la razón de esa presencia fantasmal está íntimamente ligada a su propia existencia.